La reducción de la jornada laboral sigue su curso

La reducción de la jornada laboral sigue su curso




La reducción de la jornada laboral sigue su curso

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, recibió ayer el regalo que más deseaba en el día de su cumpleaños: el acuerdo del Consejo de Ministros para remitir al Congreso de los Diputados el proyecto de ley para la reducción de la duración máxima de la jornada laboral a 37,5 horas semanales.

Díaz detalló que esta reforma beneficia a 12,5 millones de trabajadores, de los que 10,5 millones lo son a tiempo completo y 2 millones a tiempo parcial. Además, expuso que el 60,5% de los trabajadores a tiempo completo que se beneficiarán de la reducción de la jornada laboral son hombres. Por el contrario, las mujeres suponen el 75,3% del total de empleados a tiempo parcial que verán reducida su jornada laboral.

Según indica el Gobierno, más de la mitad de los beneficiarios de la reducción están en cuatro sectores: comercio, industria manufacturera, hostelería y construcción. Y las comunidades autónomas donde habrá un mayor número de beneficiarios de la reducción de la jornada laboral son Cataluña, Madrid y Andalucía, que suman más de 6 millones de trabajadores afectados por la reforma. Después se sitúan la Comunidad Valenciana, Galicia y Canarias.

Escollos para la aprobación

Sacar adelante el proyecto de ley en el Consejo de Ministros es un importante paso. Y más aún si tenemos en cuenta los obstáculos que está teniendo que sortear Díaz para llevar a cabo esta reducción de la jornada laboral.

Cabe recordar que la propuesta surge del acuerdo alcanzado por la ministra y los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT. Sin embargo, no cuenta con el apoyo de la patronal, como contábamos en EMPRENDEDORES.

Asimismo, existen divergencias en el mismo seno del Gobierno, como recogíamos en este artículo. El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha evidenciado cierta resistencia a una reforma como ésta, sin el consenso de todas las partes implicadas en el diálogo social. En particular, ha mostrado muchas dudas respecto al horizonte temporal planteado por Díaz, que quiere que la reducción de la jornada laboral sea efectiva antes de concluir el año.

Una vez solventadas estas desavenencias, ahora corresponde al Congreso de los Diputados la aprobación de la ley. Y ahí tampoco lo tiene fácil el Gobierno, que ya ha perdido varias votaciones como consecuencia de la fragilidad del pacto con el que se sostiene el Ejecutivo de Sánchez.

Por ejemplo, Miriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso, ya ha dicho que su partido no apoyará la reforma, como informa El Economista. De hecho, ha anunciado que presentará una enmienda a la totalidad del proyecto de ley.

¿Qué supone la reducción de la jornada laboral?

Josep Ginesta, profesor de OBS Business School y secretario general de Pimec, considera que la reducción de la jornada laboral “condicionará nuestro trabajo, nuestra competitividad y la economía”, así como “la capacidad de ser viables de algunos sectores y, en especial, de las empresas de menor dimensión”.

Igualmente, reseña que “tendrá impacto en el PIB, en pérdida de puestos de trabajo, oscilaciones en la productividad y pérdida de poder adquisitivo de los salarios más bajos”. Por ejemplo, explica países como Bélgica, Italia, Portugal o Eslovenia redujeron su jornada media, “pero no crearon empleo, incrementando la probabilidad de perderlo”.

En este sentido, considera que “la reducción de jornada conlleva el incremento de costes laborales unitarios y la necesidad de cubrir vacantes por la menor fuerza del trabajo disponible, con algunos sectores donde ni siquiera existen los profesionales necesarios”.

De este modo, afirma que “se hace difícil pensar que una reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario no tenga impacto a nivel agregado en nuestra economía, a no ser que pensemos que podemos hacer lo mismo en menos tiempo”.

Más aún si tenemos en cuenta que “tenemos ‘particularidades’ que nos alejan del modelo eficiente de trabajo que tienen muchas de las economías con las que competimos”, según indica.

Por ejemplo, destaca “un alto absentismo e incidencia de bajas laborales, desempleo desorbitado en términos de economía desarrollada y, a la vez, dificultades en muchos sectores para cubrir vacantes y con perfiles adecuados, además del estructural déficit en productividad”. Así, concluye que “somos poco eficaces, eficientes y muy poco efectivos”.

En cuanto a la jornada efectivamente trabajada, remarca que España está por debajo de la media OCDE, de Estados Unidos, Canadá, Portugal, Grecia, Suecia, Islandia o Italia. Eso sí, por delante de Alemania, Dinamarca o Austria, “países con mucha más efectividad en su trabajo y una mayor dimensión empresarial mediana”, advierte.

“El promedio semanal de horas efectivas de trabajo de asalariados en el sector privado se sitúa en 37,3 horas. La jornada máxima legal en la UE es mayoritariamente de 40, excepto Alemania, que la ha situado en 48 y, sin embargo, su número de horas efectivas de trabajo es de 35,3 horas”, añade.

Y explica así esta aparente contradicción: “La fijación de una jornada máxima legal obligatoria no es el santo grial de la mejora del tiempo de trabajo, sino que lo es la fuerza de la negociación colectiva y los consensos en los diferentes sectores de actividad con posibilidades y oportunidades distintas para garantizar su productividad”.

Efectos prácticos de la medida

Al margen de todas estas consideraciones sobre el impacto que tendrá la reducción de la jornada laboral en la productividad, PIB, etc., la aprobación de la ley tiene consecuencias prácticas inmediatas para las empresas.

La compañía de gestión de personal Protime señala que la nueva ley requerirá que los convenios colectivos de las compañías contemplen la reducción de la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanales antes del 31 de diciembre de 2025, en caso de cumplirse los plazos previstos por el Gobierno.

“La decisión llega en un momento en el que el debate sobre las condiciones laborales y la conciliación cobra especial relevancia. Según una encuesta reciente de Protime, el 66% de los trabajadores españoles preferiría trabajar sólo cuatro días a la semana, incluso si eso supone alargar ligeramente cada jornada. Este dato revela una clara tendencia hacia una mayor valoración del tiempo personal, el bienestar integral y la mejora de la productividad”, detalla la compañía.

Por otro lado, las empresas han de contar sistemas de control de las horas trabajadas que garanticen el cumplimiento de la norma. Hay que recordar que la nueva ley de control horario elimina el uso del registro en papel y obliga a realizarlo de forma digital, como indicábamos EMPRENDEDORES.

Si tienes más dudas respecto a la reducción de la jornada laboral o quieres conocer cómo puedes adaptar tu empresa para que no se resienta la actividad, te recomendamos que eches un vistazo a este artículo.